En Argentina, la política de Control de Cambios (CEPO) ha sido un tema central en la economía, especialmente en lo que respecta a las reservas internacionales. Es evidente que bajo estas restricciones, las reservas no pueden mantener un crecimiento sostenido y permanente; más bien, fluctúan y eventualmente tienden a caer a mediano y largo plazo. Aunque levantar el CEPO es necesario, no es suficiente para acumular reservas estables, ya que frecuentemente se financian con emisión, generando instrumentos como LEBACs, LELIQs y Pases, cuya efectividad es limitada en términos de estabilidad monetaria.
Incluso en periodos que se perciben como exitosos, las reservas bajo el CEPO no logran mantenerse en ascenso constante con Javier Milei al frente. La inflación, por su parte, sigue una tendencia al alza bajo el CEPO, y aunque pueda ser temporalmente controlada, tarde o temprano vuelve a manifestarse. Sin el CEPO, la inflación no está exenta de subir, pero bajo esta política restrictiva se perpetúa la destrucción de riqueza a largo plazo.
A pesar de intervenciones para estabilizar el mercado cambiario paralelo y reducir la brecha artificialmente, el tipo de cambio sigue comportándose conforme a su dinámica natural a largo plazo. Incluso con apoyo internacional, acuerdos con el FMI, y otros factores favorables, el dólar bajo CEPO sigue mostrando una volatilidad predecible: salta, se estabiliza temporalmente y luego vuelve a subir.
En el corto plazo, vimos cómo el dólar absorbió las apreciaciones cambiarias recientes, mostrando que, aunque los indicadores mejoren temporalmente, la estabilidad no es duradera bajo estas condiciones. Proyectar una disminución significativa del dólar real para finales de 2025 requiere no solo ajustes macroeconómicos sino también una contención real de la inflación, lo cual sigue siendo una tarea pendiente.
El reciente aumento del crédito al sector privado plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de esta política monetaria expansiva. ¿Está realmente financiando un crecimiento productivo o simplemente alimentando el carry trade? Esto, junto con la persistente devaluación del peso frente al dólar, podría significar un riesgo futuro si no se acompaña de inversiones reales y crecimiento económico sostenido.
En resumen, la experiencia argentina con el CEPO y las reservas internacionales revela una danza económica compleja y predecible: sin reformas estructurales profundas y políticas monetarias consistentes, las fluctuaciones del dólar y la inflación seguirán marcando la pauta, afectando la estabilidad económica a largo plazo.